Los espacios de trabajo han evolucionado acorde a las nuevas máquinas, a las herramientas tecnológicas desarrolladas por el hombre.

En un inicio de la era industrial, los espacios de trabajo correspondían a simples plantas abiertas, donde se realizaban las labores administrativas que soportaban las fábricas, y sus implementos estaban conformados por un escritorio, pluma y papel.
A finales del siglo XIX, con la aparición de la silla giratoria (1840), la máquina de escribir y el teléfono (1876), la bombilla (1881) y la radio (1901), los espacios de trabajo se transformaron y dieron inicio a la oficina como la conocemos hoy.
El primer edificio de oficinas que se conoce fue diseñado por el arquitecto Frank Lloyd Wright en 1903, para la compañía de jabón, Larkin de Buffalo.
Durante la segunda mitad del siglo XX, con la aparición de nuevas tecnologías como el primer ordenador por IBM (1957), la nueva red informática Arpanet (1969), el correo electrónico (1970), el primer computador de escritorio por IBM (1975) y mobiliario con el primer sistema modular de planta abierta (1968), los espacios de trabajo tenían una organización vertical con una pirámide jerárquica. En el nivel superior encontrábamos oficinas privadas de diferentes tamaños y que contrastaban con los puestos de trabajo de la planta abierta, que hacía parte del resto de la pirámide. Es de anotar que, en estos puestos de trabajo había diversas tipologías que correspondían a los diferentes cargos; para los mandos medios había oficinas semi privadas a media altura (de 1,70 metros) con espacio para la interlocución, y para el resto de los usuarios, puestos de trabajo con panelería a 1,30 metros de altura. Adicionalmente, se contaban con espacios como salas para reuniones presenciales y formales, dotadas de aparatos tecnológicos que permitían realizar teleconferencias.
Para la década de los 80, con la aparición de la telefonía móvil (1973), el internet (1983), el sistema operativo Windows (1985), el primer portátil por Apple (1989), World Wide Web (1991), Google (1997) y la red inalámbrica Wi Fi en el año 2000, los puestos de trabajo continuaron siendo muy similares a los descritos anteriormente, pero se dio inicio a la era de la movilidad y la virtualidad, las salas de reuniones ya contaban con la infraestructura adecuada que les permitía realizar videoconferencias.
En el nuevo milenio, la transformación se dio con la llegada de diferentes redes sociales: LinkedIn (2002), Facebook (2004), YouTube (2005), Twitter (2006), WhatsApp (2009), etc. que propiciaron una nueva forma de comunicación, incluso a nivel laboral. Para esta época, las organizaciones comenzaron su evolución a estructuras más horizontales, donde la jerarquía se disminuyó y la base de la pirámide se amplió, lo que implicó espacios de trabajo con una reducción de áreas y de oficinas privadas. En cuanto al mobiliario de la planta abierta, se dio inicio a puestos de trabajo totalmente abiertos, sin panelería, llamados tipo bench o banca, donde se ubicó a gran parte de los empleados corporativos y solo una pequeña minoría de los mandos medios ocupó otras tipologías de puesto, sin panelería, pero con espacio para la interlocución.
En la transformación de las organizaciones hacia estructuras más horizontales y productivas, aparece el Manifiesto Ágil, que en sus inicios fue aplicado a proyectos de software con resultados tan sorprendentes que luego fue llevado para el desarrollo de proyectos en el resto de la organización, tales como Core del negocio, y para los procesos transversales que lo soportan.
Para la década del 2010, la implementación de las nuevas herramientas tecnológicas y las nuevas formas de trabajo, como el teletrabajo, flexi work y el trabajo en casa, han permitido que los colaboradores puedan laborar de manera más autónoma y empoderada desde diferentes ubicaciones. Este mismo hecho ha transformado los espacios de trabajo corporativos, dando origen a la nueva oficina con espacios colaborativos y los llamados puestos sin asignación.
Sopórtica ha sido pionera en la transformación de los espacios de trabajo durante más de 25 años de existencia. Conforme a la evolución de las herramientas tecnológicas y a través de su servicio Gestión de espacios (workplaces), ha asesorado y cocreado con sus clientes corporativos, con el objetivo de que sus espacios de trabajo satisfagan sus necesidades reales, sean diseñados a su medida y puedan disponer del tiempo para concentrarse en un 100% en el Core de su negocio.
Algunos de los beneficios de la gestión de espacios son: eficiencia, sostenibilidad y bienestar.
Eficiencia:
- Al reducir el área de cada puesto de trabajo e implementar los puestos sin asignación, se logra una gran reducción en metros cuadrados y se disminuyen costos fijos: arrendamientos, administración, servicios, mantenimiento, aseo, cafetería y conserjería.
Sostenibilidad:
- Se generan ahorros importantes en la operación y administración eficiente de los edificios, sumado al servicio de energía y sostenibilidad.
- Al disminuir el desplazamiento de los colaboradores entre su casa, la oficina y la de sus clientes, baja el índice de la huella de carbono.
- Diseñamos los espacios de trabajo aprovechando la luz y la ventilación natural, usamos materiales sostenibles y amigables con el ambiente.
Bienestar:
- Al tener un entorno de trabajo con las mejores condiciones ambientales, se tendrán colaboradores más productivos y con menor ausentismo.
Una respuesta
Felicitaciones Olga!!! Una interesante e ilustrativa línea de tiempo en la evolución del puesto de trabajo… que hace honor a ese vasto conocimiento y experiencia que tienes a bordo, en soluciones de gestión de espacio… gracias por compartirnos un poco de ello